Resumen:
En pleno siglo XXI, la formación docente sigue siendo un tema de preocupación y de debates; es preciso repensar los procesos formativos que generen alternativas para responder a las necesidades, condiciones y realidades de cada contexto educativo. Esto implicaría que adquieran una multiplicidad y diversidad de conocimientos, para lograr la pluralidad de formación en los diferentes ambientes y escenarios de encuentros y aprendizajes, transitando a partir de lo transdisciplinario, de la complejidad de los saberes, de lo humano y social. En este sentido, desde las vivencias y experiencias humanas propias de la rutina diaria, prevalece en este ensayo una reflexión teórica hermenéutica basada en la investigación documental, que se acerca hacia la autoformación, la ecoformación y la tecnoformación, a los fines de que cada educador reconstruya su práctica educativa y den cuenta de su sentir, actuar y pensar. Por tal razón, reflexionar sobre la formación docente no es tarea utópica, es una realidad viable y requerida, de construcción de sentidos, de aspectos vitales, creativos, que se traducen en hacer de la educación un fenómeno de carácter cultural, espiritual, político y biopsicosocial. Estas ideas, desde nuestra postura, se consolidan en la interacción de los docentes con otras personas de su contexto; en este caso de su mismo centro educativo, de los diferentes espacios colectivos de formación, de su comunidad, de la tecnología; caracterizados por la propia visión de mundo y por el conjunto de valores éticos, morales, sociales que transcienden del ámbito académico.
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